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domingo, 15 de mayo de 2011

LAS ENSEÑANZAS DE LATOUR!

Josef Latour de Thurmburg. Había coincidido en sus apreciaciones con la baronesa de Welden, pero, a diferencia de ésta, se daba cuenta de que no iría a ninguna parte si buscaba una ocasión para plantearle tan espinoso asunto a Francisco jose. En lugar de apelar a Francisco jose, Latour decidió tomar el camino que llevaba hacia la emperatriz Elisabeth. Enterada de lo que sucedía, Elisabeth, por una vez en la vida y sin que sirviese de precedente, había ejercido la máxima presión sobre Francisco jose a favor de Rodolfo. Hay que admitirle a Elisabeth que, en esas circunstancias, no dudó en usar incluso el chantaje sentimental y a amenazar simultáneamente con un gran escándalo a fin de sustraer a su hijo de la custodia de Gondrecourt.

Elisabeth no vaciló en enfrentarse a su marido. Es más: no sólo manifestó de propia voz un ultimatum, en el sentido de que si no se destituía a Gondrecourt, ella abandonaría la corte no sin dejar claro ante el mundo las razones que la movían a ello. También presentó al aturdido Franz Joseph un documento escrito, redactado en tono imperioso: 

"Es mi deseo que se me concedan unos poderes ilimitados en todo lo referente a los niños: la elección de las personas que les rodean, del lugar de su estancia, el completo encauzamiento de su educación; es decir, que todo, hasta el momento de su mayoría de edad, sea decidido por mí sola. Elisabeth. Ischl, 27 de agosto de 1865". 

Ante la tajante actitud de Elisabeth, Francisco  Jose claudicó enseguida. Gondrecourt había actuado según sus directrices, como le recordaba la exasperada archiduquesa Sofia. Pero el emperador tenía que remover a Gondrecourt de su puesto si quería retener a la emperatriz. De nada sirvió que Sofia expresase lo peligroso que era dejar un asunto tan delicado como la formación académica del kronprinz y la archiduquesa en manos de la irresponsable Elisabeth. Ante el órdago de Elisabeth, Francisco Jose pasó por encima de su propia opinión y de la opinión de su madre. Aquella victoria de Elisabeth marcó el inicio de una nueva etapa en la vida de Rudolf...
Por encargo de Elisabeth, el doctor Wiederhofer, nuevo médico de cámara, sometió a un análisis exhaustivo al niño a fín de establecerle un tratamiento. En primera instancia, había que lograr que el pequeño se sobrepusiese a su estado de agotamiento psíquico y físico. Paralelamente, por decisión de Elisabeth, Latour se vió elevado a la categoría de tutor de Rodolfo.El aspecto puramente intelectual de la educación de Rodolfo pasó a ser prioritario, en detrimento de aquella exigente formación castrense que casi había acabado con él. Con ese objetivo en mente, Latour escogería los preceptores. No tenían porqué ser aristócratas ni militares, como bien señaló la emperatriz, sino personas que acreditasen una preparación científica aparte de talento pedagógico. Tampoco había que ceñirse a religiosos, excepción hecha del profesor de religión, claro. Estas pautas suponían una verdadera "revolución palaciega". Entrarían en liza una serie de profesores de extracción burguesa, de orientación claramente liberal.Gracias a Latour, Rodolfo se había transformado en un muchacho capaz de transformar su curiosidad natural en una constante avidez de conocimientos. Muchas materias suscitaban su interés y ponía gran atención en incrementar su cultura.

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