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domingo, 27 de noviembre de 2011

VIDA EN LA CORTE!


La pura verdad es que era una suerte que Estefanía  tuviese en Viena a su hermana Luisa...porque, en el ámbito familiar de los Habsburgo, no encontró precisamente la más calurosa de las acogidas.

A Rodolfo se le habían propuesto otras princesas como posibles consortes dignas para él. Entre ellas, habían figurado la princesa Mathilde de Sajonia o la infanta Eulalia de España. Probablemente, cualquiera de ellas hubiese suscitado una bienvenida menos seria y ceremoniosa en el emperador Francisco  José. A decir verdad, Francisco  José era introvertido, retraído, un tanto envarado y solemne: no podía esperarse en él una reacción espontánea de afectuosa bienvenida hacia ninguna. Pero en el caso de Estefanía, la llegada de la muchacha removía viejos recuerdos que se había pretendido echar en el olvido durante años. Décadas atrás, el hermano que seguía en edad a Francisco  José, el archiduque Maximiliano, también se había casado con una princesa de Bélgica: Charlotte, hermana de Leopoldo II, tía carnal de esa Estefanía. Rodolfo puso el mayor empeño en compartir sus aficiones, intereses y actitud vital con Estefanía.

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